Big Little Lies nos narra la vida de cinco mujeres, las que tienen mayor papel protagónico en las dos temporadas, sus relaciones entre ellas, hijos, parejas,...
Precisamente uno de sus puntos fuertes es la forma de narrar, una historia que podría ser bastante sencilla pero que encuentra la brillantez en el "como". Desde el principio, sabemos que ha habido un asesinato, no sabemos quien ha sido la victima ni el verdugo, vemos los interrogatorios y algunas escenas del caos posterior; La acción se centra antes de que esto suceda, conocemos los conflictos de cada personaje y sus vidas.
Se tratan temas como el acoso escolar, la maternidad, las relaciones entre madres e hijos, la amistad,... entre otros tantos que con tanto acierto y delicadeza se van contando.
Cada temporada tiene siete capítulos, lo que hace que no haya relleno de ningún tipo y mantengan el interés fácilmente. Es una serie bastante adictiva, que provoca tensión la parte más thriller y algunas escenas bastante duras, pero que en general trata más de relaciones entre personas, los conflictos, el apoyo y el crecimiento en tiempos difíciles.
Lo que más me impresionó de Big Little Lies fue su fotografía, centrada principalmente en las emociones de los personajes, uno de los temas principales de la serie es precisamente los sentimientos y el manejo que cada personaje hace de ellos, ante diferentes situaciones y complicaciones. La paleta de colores elegida para la serie: colores claros, azules, grises,... en consonancia con el mar que también tiene una gran presencia en cada capítulo. La banda sonora es perfecta, encajando en cada escena como si se hubiese compuesto para ella.
Es una serie que recuerdo con mucho cariño por todo lo que me hizo disfrutar, además ambas temporadas son excelentes.