Bueno, lo conseguí. En dos semanitas, con algún que otro día de descanso, he logrado finalizar esta saga que tenía pendiente tiempo atrás. Os confieso que no ha sido una tarea que merezca recompensa alguna, ya que ver las películas de Harry Potter, lejos de ser una demostración de voluntad y resistencia, es una oportunidad de viajar a los mundos oníricos que sólo alcanzamos cuando nuestros ojos duermen.
Hoy me centraré en las cuatro últimas películas de esta saga, pero aquellos que lo deseen pueden encontrar los comentarios que hice la semana pasada del primer tramo de esta historia en http://cajitadecapitulos.blogspot.com.es/2013/08/los-pensamientos-de-juanito-harry.html#comment-form
Otro aspecto en el que me parece que ganan las cuatro últimas películas es en la aparición de los demás magos, que amplian la verdadera dimensión del universo Harry Potter, ya que en las anteriores entregas, en ocasiones parecía que nuestro amigo Harry era el único que sabía de la existencia de misterios, dejando a experimentados magos en evidencia.
Subsanadas esas dos cuestiones, la película, en mi opinión, ha ido creciendo con cada entrega, resultándome la sexta el buque insignia de la saga.
En los dos últimos filmes, resalta especialmente el cambio de ambiente, pasando de una dulzura imperturbable a un clima melancólico, que si bien desanima un poco nuestro espíritu, resulta bastante acertado con el desarrollo que ha tenido la historia.
Otro punto a favor de la película es el hecho de que lo echo de menos; extraño volver a Hogwarts y recibir la bienvenida del Director, observar al profesor nuevo de Artes Oscuras, escuchar a Hermione alguno de sus últimos aprendizajes, conocer alguna tierna criatura de Hagrid,...
Como se suele decir, a veces para valorar lo que tenemos es necesario perderlo por un tiempo. Es bajo esta premisa como más se descubre el potencial de esta película, que habiéndose quedado, en mi opinión, a las puertas del sobresaliente, no deja de causarnos esa morriña que quizá solo el tiempo curará.
Así, no puedo dejar de recomendar esta película, en la que la omnipotencia de la magia rinde pleitesia a la intensidad del amor. Una buena lección, ni la más potente de las armas que poseamos podrá con la fuerza del amor.
